Toma De Decisiones
Una
frase retumbaba en su cabeza:
“Igual
que un día decidiste quererme, cuando tu lo decidas dejarás de hacerlo”
A
diario tomaba pequeñas decisiones (¿me cojo una rebequita por si hace fresco? ¿café
o cortado? ¿voy en metro o en bus?) e incluso, en alguna ocasión, tomaba
decisiones más importantes (¿invierto en bolsa? ¿me compro un piso?... ¿me
pongo tetas?) pero jamás se había planteado un sentimiento como una toma de
decisión.
No había
decidido quererlo, seguramente si hubiera tenido la opción de elegir jamás
hubiera considerado la posibilidad de enamorarse. Simplemente el sentimiento apareció un día y fue creciendo poco a poco; a pesar de los mil tropiezos ganó
fuerza y se aposentó en su corazón.
Si no
fuera tan visceral quizás no se hubiera dejado arrastrar por sus sentimientos ni
se encontraría en la encrucijada de ¿tomar la decisión? de dejar de quererlo
Comentarios
Besos!
Yo (ateo y adicto a multitud de pecados pero adiestrado durante años en los Agustinos), me quedo con aquello que decía San Agustín “Ama y haz lo que quieras”
(Así me va ;)
Limitándonos al marco de las relaciones afecto-sexuales, dejando de lado otros planos, creo que elijo… sentirme deseado.
El amor es un sentimiento más profundo y menos primitivo que el deseo, conecta con lo mejor de nosotros. Se puede (incluso se debe) amar desinteresadamente. El amor nos hace libres realmente. Y cuando te sientes amado, has de entender y aceptar que la persona que te ama lo hace desde la libertad y no desde la dependencia. La persona que te ama querrá estar contigo, pero no desde el apego, sino desde el recíproco placer de estar juntos. Esto hace que la relación sea más madura, equilibrada y sostenible.
Entonces… si es tan bueno sentirse amado, ¿¿por qué coño elijo ser deseado??
Muy sencillo, porque soy un puto inmaduro.
Un puto inmaduro apegado a la sensación que produce el hecho de que la persona que te desea está en tus manos, que no puede evitar querer estar contigo al margen de cualquier circunstancia o consecuencia, que eres capaz de despertar en ella un instinto que no atiende a razones, sin pasado ni futuro, sólo presente, sólo el ahora.
Tu puedes decidir dejar de fumar por salud, por economía, por cojones... o, como lo hice yo, por indignarte. Decides dejar una hábito que controla tu vida, lo llevas mejor o peor y acabas consiguiendolo o no.
Sin embargo renunciar a un sentimiento me parece imposible. Por muy enfadada que este una madre siempre querrá a sus hijos, por ejemplo. Otra cosa es como quieres afrontar ese sentimiento, ponerle distancia es una opción pero el sentimiento allí sigue. Cuando yo me separé hace 7 años lo hice profundamente enamorada, únicamente tome la decisión de no querer seguir recorriendo ese camino que ya me conocía y a fecha de hoy... a fecha de hoy el sentimiento ha evolucionado pero le sigo queriendo (por eso creo que no se puede elegir el querer o dejar de querer)